Espacio intermitente -como un Guadiana- de reflexión sobre lo humano y los humanos, desde la educación y la formación en sentido amplio.
viernes, 28 de enero de 2011
Eduportfolio.org | Portafolio de José Antonio Guijarro
Aquí enlazo mi portafolio personal, más que nada como ejemplo de lo que puede ser un portafolios para que los alumnos publiquen sus trabajos, investigaciones, etc.
La organización depende de la Universidad de Montreal y es gratuito para docentes y estudiantes.
sábado, 15 de enero de 2011
Construir la sociedad del conocimiento
Y se nos dice, además, que debemos traspasar esa malla o tupida red para alcanzar el nivel del conocimiento, en el que desaparecerá la saturación y la incomprensibilidad que nos produce para conseguir el saber.
Esto puede -y seguramente debe- ser así, pero para ello debemos preguntarnos claramente qué es el conocimiento frente a lo que manejamos ahora, que es tan solo información.
Podríamos, pues, definir el conocimiento, frente a la información y junto a ella por una serie de rasgos:
- en primer lugar, el conocimiento se basa en la información, pero añade distintas características que lo hacen diferente de ella, como su organización, su condicionamiento y ligazón a una estructura más amplia, lo que la información no ofrece per se y que hay que añadirle para comprenderla en profundidad.
- en segundo lugar, el conocimiento ofrece un sentido, una explicación, causal o sistemática, que la información no ofrece porque se queda, como mucho, en los datos escuetos.
- en tercer lugar, el conocimiento se construye con o mediante estrategias cognitivas más o menos complejas, pues la estructura interrelacional que ofrece frente a los meros datos desnudos de la información, requiere del esfuerzo del sujeto que organiza, ordena y da sentido a esos datos para poderles dar una explicación y un relieve y una relación con otros que no es visible prima facie en la información.
Ahora bien, si queremos, como decíamos antes, pasar de una sociedad a otra, o transformar la sociedad de la información en sociedad del conocimiento, deberemos empezar por cambiar radicalmente nuestro sistema educativo que, anclado en un conocimiento fijado de antemano, organizado y estructurado por otros (eso que se llama currículo), se limita a ser transmisor de una información arcaica -ya no presente- reconstruida a través de disciplinas científicas con metodologías y presupuestos epistemológicos desfasados, en el mejor de los casos, que impiden que los alumnos puedan construir ni reconstruir nada, puesto que lo único que se les pide y exige es que sean buenos reproductores de esa información regurgitada que los profesores, cual pelícanos medievales -me refiero a la enseñanza media- les ofrecemos con nuestros currículos cerrados a cal y canto por las Administraciones educativas y por las editoriales y, por qué no decirlo, también por nuestra pereza y cobardía para cambiar el sistema educativo, sistema que, como se está demostrando cada día más, hace aguas por todas partes y no sirve para casi nada.